HISTORIA
En 1886 Don Juan Bautista Grau y Vallespinós, natural de Reus, toma posesión de la diócesis de Astorga, residiendo en el antiguo palacio episcopal, y el 23 de diciembre de ese mismo año el primitivo palacio ardió en llamas. Al estar vacante la plaza de arquitecto diocesano para la construcción del nuevo palacio, el Obispo Grau propone a su paisano Antonio Gaudí y Cornet que se hace cargo de las obras desde 1889 a 1893.
En diciembre de 1888, Gaudí viaja a Astorga para conocer el solar y el ambiente arquitectónico. En febrero de 1889, el Ministerio da el visto bueno al proyecto, saliendo las obras a subasta pública y adjudicándoselas al contratista D. Policarpo Arias en la cantidad de 168.520 pts.
El 24 de junio de 1889, onomástica del prelado, se coloca la primera piedra. Tenían previsto terminar las obras del Palacio en junio de 1894, pero el obispo fallece en 1893 y este hecho cambiará radicalmente el curso de las obras, paralizándose por el antagonismo entre Gaudí y la Junta Diocesana.
Finalmente Antonio Gaudí renunciará al cargo de arquitecto director, muy enfadado por el trato recibido y manifestando:” Serán incapaces de acabarlo y de dejarlo interrumpido“.
En 1905 D. Julián de Diego y Alcolea rige la diócesis de Astorga e intenta convencer a Gaudí de su vuelta a las obras del Palacio pero no lo consigue. El templo de la Sagrada Familia requería toda su atención y tiempo.
Se nombra entonces arquitecto a D. Ricardo García- Guereta que era diocesano de León, concluyendo las obras el 12 de octubre de 1913 y siendo Obispo D. Julián de Diego y Alcolea. Posteriormente con el obispo D. Antonio Senso Lázaro, la despreocupación por el palacio es manifiesta.
Durante la Guerra Civil se utiliza como cuartel y oficinas de la Falange y alojamiento de fuerzas nacionales.
En 1956 D. José Castelltort, obispo natural de Igualada, hace las últimas adaptaciones en el piso segundo del edificio con la intención de habitarlo lo antes posible, pero su repentino fallecimiento lo impide.
Le sucederá en la silla episcopal D. Marcelo González Martín, quien decide definitivamente residir en el Seminario y dedicar el Palacio a sede del Museo de los Caminos, que abrirá al público en 1964.